24 de julio de 2009

Todo el mundo puede cometer errores: yo reconozco haber cometido un error profesional y no hace mucho tiempo. Es verdad que un error en mi profesión no afecta a la integridad física de mis "clientes".

Los enfermeros ayer se manifestaban y una de sus portavoces (creo que sindicalista ella) decía que la sociedad y los medios de comunicación estaban acusando a toda la profesión por el error que costó la vida de Rayán, el hijo de Dalilah.

Creo que se equivoca. Todos podemos comprender el terrible trago que debe estar pasando la chica en cuestión, pero entendemos que ha sido ella quien cometió el error, no la profesión de enfermeros. Se pueden (y deben) estudiar las circunstancias en que ese error se cometió y poner los medios para que no vuelva a ocurrir un suceso así, pero creo que los sindicatos, antes que convocar concentraciones de apoyo a la enfermera, deberían buscarle un buen abogado.

Por otra parte, los sindicatos claman contra el Gerente del Hospital, que en un ejercicio desusual de transparencia en la vida española dio la cara, pidió perdón y dio la información de que disponía, sin dar nombres, y asegurando una investigación.

Los médicos y los enfermeros, saben (o deberían saber) de sobra que cuando optan por esas profesiones van a tener en sus manos las vidas de las personas, por lo que sus aciertos pueden ser vitales y sus errores fatales. Por ello también la sociedad "premia" estas profesiones sanitarias y les asigna los sueldos más altos dentro de los grupos A y B (licenciados y graduados) dentro de la Administración.

En todo caso quiero dar desde aquí mi sincero pésame a la familia de Rayán y también mi apoyo a la enfermera, que imagino que está en estos momentos planteándose muchas cosas.

1 comentario:

  1. Hola, con respecto a este tema me gustaría que visitases mi artículo:

    Quizás si Rayán hubiese ido por lo privado…

    http://www.terceraopinion.net/2009/07/19/rayan/

    Un saludo.

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