21 de junio de 2009


Cuando fui a vivir a Ponferrada era un villorrio sucio y con un montón de casas en ruinas. Sólo podía ir a mejor, porque a peor era imposible.

Hoy he vuelto a comprobar que aquello tenía posibilidades, que podía llegar a lucirse. Aunque hace doce años esto era sólo cuestión de fe.

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