25 de diciembre de 2011

Me gusta mi parroquia de San Francisco Javier. No el templo, que es lo que es, sino la gente, la Comunidad. Como templo, San Julián es fascinante, uno va allí y siente las piedras, la historia de fe encerrada desde siglos en aquel lugar increíble. Pero San Javier tiene a la gente, al grupo humano diverso, pero activo, participativo, que hace barrio, parroquia, comunidad.

San Julián tiene las piedras y las maravillosas pinturas, pero San Javier tiene las "piedras vivas". Hoy hemos celebrado la Navidad en la comunidad, y me ha gustado hacerlo allí. Mis hijos son de la misma opinión.

Para vislumbrar un poco lo que es la vida de la Parroquia de San Francisco Javier, se puede visitar su web.

2 comentarios:

  1. Si,si,lo que tú quieras, pero a mi me gusta mas la otra.¡Y cantan igual!

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  2. No cantan igual, no participan igual. No puedo estar de acuerdo contigo en eso.

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