20 de enero de 2009

Hace dos años barajé la posibilidad de afiliarme a alguno de los dos grandes partidos, y francamente, creo que hubiese entrado en cualquiera de los dos. De hecho coincidía con ellos en una buena cantidad de posiciones, y seguramente hubiese pasado a formar parte de la militancia sin problemas. No creo que hubiese llegado nunca a los "cuadros" ni siquiera a los intermedios, quizá a ser compromisario en algún congreso... No sé.

El caso es que lo que más me echaba para atrás era la famosa disciplina de partido. No es que yo sea excesivamente indisciplinado, pero adoro mi libertad de pensamiento, y no soy capaz de indentificarme del todo con ningún bloque ideológico.

Cuando surgió UPyD me gustó el hecho de que quisiese resaltar precisamente lo que une, lo que podemos tener en común, el sentir común de los españoles, de la inmensa mayoría de los españoles. Habrá cosas en las que no esté plenamente de acuerdo, pero espero que nadie me vaya a impedir que las diga.

Ahora tenemos elecciones en Galicia y las Vascongadas (palabra castellana bien antigua). A ver que tal nos va. Lo cierto es que hay mucha gente -el otro día sin ir más lejos, una amiga que cenó en casa no conocía las siglas del partido- que aún no sabe de nuestra existencia. Normal, ¡nos cierran las puertas de muchos medios de comunicación! Pero ahí estaremos dando guerra.

Por ahora todo es muy bonito, muy altruista y muy idealista. Ya veremos cuando rasquemos poder...

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