16 de julio de 2008


Se han publicado ayer las balanzas fiscales, es decir, las diferencias entre lo que las comunidades autónomas pagan y reciben de las arcas públicas.

La cosa tiene su miga, y más pensando que el nuevo estatuto de Cataluña ha obligado al Estado a una renegociación del sistema de financiación autonómico, y con fecha, antes del 9 de agosto.

El caso es que Melilla, Ceuta, Extremadura y Asturias están, por ese orden, en el extremo de los receptores netos de fondos del Estado, mientras que en el otro extremo se sitúan, en orden, Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid.

A los nacionalistas-independentistas catalanes les ha faltado tiempo para alzar la voz reclamando una rectificación urgente ante tamaña injusticia.

Se me dirá que estoy en una de las comunidades receptoras, vale, no lo niego, y siempre he mantenido que Asturias tiene que dejarse de pasividades y esperar menos subvenciones y más emprendedores. Pero a ver si entendemos entre todos que uno de los valores mayores que forman una nación es el concepto de solidaridad.

¿Acaso no estábamos encantados con la Unión Europea cuando empezaron a entrar ayudas a espuertas para equilibrar nuestra renta y nuestras infraestructuras con los países más ricos de Europa? Con el tiempo esas diferencias se han reducido enormemente y por eso hemos perdido el derecho a esos fondos, que en estos momentos están destinados a países del antiguo bloque del Este, en mucha peor situación.

A mí me gustaría que Asturias fuese donante neta, porque eso significaría que estaría en un entorno rico y pujante, que puede compartir su riqueza con los que la necesitan, así como me gustaría ver a España donante neto de la Unión, porque su nivel de renta haya pasado a ser uno de los más altos.

Pero me imagino que eso sólo lo pensamos aquellos cuyo horizonte no acaba poco más allá de nuestras narices, sino que somos capaces de ver personas y necesidades más allá de nuestras fronteras interiores y exteriores.

El caso es que la guerra ha comenzado: la publicación de estas balanzas fiscales, ha sido el pistoletazo de salida de la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica, ahora vendrán la política de bloques de pobres y de ricos, de un partido y de otro, para intentar hacer cuadrar algo que no puede sumar 100, y es que el estatuto de Cataluña usa un criterio de riqueza y los andaluces establecieron un criterio de población, y así no hay modo de que las cuentas cuadren ni a la de tres.

Ya veremos cómo acaba la cosa.

El País publica un artículo de Carlos Campos que puede ayudar a entender el asunto de las balanzas fiscales.

Foto: Playa de San Pedro, Antromero, para compensar.

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