28 de mayo de 2008


No le falta razón a Carlos Herrera cuando dice que hay temas más urgentes que tratar en el Congreso que la presencia del crucifijo en las tomas de posesión de los ministros, pero he de reconocer que en las pocas imágenes que vi del acto, también me llamó la atención la presencia de ese símbolo religioso, cuando entre los ministros muchos (o casi todos) no son creyentes.

Probablemente fue porque el tal crucifijo será una gran obra de arte de nuestro riquísimo patrimonio cultural, pero sin duda porque creo que a ninguno de ellos les dice nada, y desde luego a los españoles creyentes de otras religiones les debe haber sentado como una patada en la barriga.

Hay que saber distinguir lo urgente de lo importante: debatir sobre la presencia del crucifijo en los actos oficiales de un estado laico no es urgente, pero sí es importante, y ya que se planteaba en la Cámara, debía haberse hecho con seriedad y con COHERENCIA por parte del partido que se dice socialista y que tan anticlerical pretende ser justo antes de las elecciones.

Seamos serios. Déjennos a los católicos, judíos, musulmanes, budistas u ortodoxos manifestarnos con nuestros símbolos como expresión pública de una fe privada, pero no inmiscuyamos en esto al Estado, a sus instituciones y a sus símbolos.


Via Crucis. Almaraz de Duero.

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